lunes, 6 de septiembre de 2010

Encontrando nuestro gozo en Cristo


1Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor. A mí no me es molesto escribiros otra vez lo mismo, y para vosotros es motivo de seguridad. 2Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión; 3porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, 4aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: 5circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible. 7Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, 9y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10y conocerle a El, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como El en su muerte, 11a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos. Filipenses 3:1-11 (LBLA)

Este pasaje comienza con el mandamiento pastoral del apóstol Pablo: "regocijaos en el Señor" (v. 1). Al meditar en estas palabras, queda claro que el gozarse en Cristo no es una opción. Es un deber. Es algo que debemos perseguir (cf. Filipenses 3:13, 14). Al observar que gozarse en Cristo es un deber del creyente, me pregunto: ¿Es el gozarse en Cristo una realidad permanente en mi vida? ¿Acaso experimento en verdad este gozo en el Señor descrito por Pablo como gloriarse en Cristo ? (v. 3) Por otro lado, ¿cómo puedo dirigir o enfocar mi vida a perseguir y hallar este gozo? ¿Cómo se alcanza esta clase de gozo?

Primero que nada, observo del texto que en nuestra vida están presentes muchos obstáculos que nos impiden, nos alejan, nos desvían del gozo en Cristo. Estos obstáculos son todas aquellas cosas que hacemos o tenemos que surgen de una actitud del corazón: poner "la confianza en la carne" (v. 3).

Para el apóstol Pablo, poner su confianza en la carne involucraría gloriarse en su linaje judío, en un cumplimiento externo de la ley a la perfección, en vez de gloriarse en Cristo. Si Pablo confiara y recibiera su gozo de estas cosas, no podría confiar y gozar de Cristo.

Me pregunto, ¿en qué logros y posesiones me estoy gloriando y poniendo mi confianza? ¿Es acaso en mis obras buenas? ¿Está en mis logros académicos o profesionales? ¿En alguna habilidad? ¿En mi aparente gran religiosidad? ¿En mis posesiones? O peor aún..... ¿en alguna clase de pecado que he consentido en mi vida?

Nota, todas estas cosas se convierten en pobres sustitutos de Cristo cuando las atesoramos, cuando las consideramos como "ganancia". Pablo dice que antes de su conversión, todas estás cosas "eran para mi ganancia".

¿Cómo podemos empezar a perseguir, mucho menos hallar nuestro gozo en Cristo, si nuestro tesoro y nuestro deseo está en otras cosas que no son El? Lo que necesitamos es un cambio en nuestra escala de valores. Necesitamos un cambio de corazón. Necesitamos ver qué es lo que verdaderamente vale en el universo. Es la persona de Cristo. Es poder conocer a Cristo como Señor y Salvador (v.8). Es ser hallados justos en Él (v. 9). Es conocer el poder de Su resurrección (v. 10). Es incluso participar de sus padecimientos (v. 10).

Todas las obras o posesiones que podamos acumular no tienen comparación con Cristo. el "valor de conocer a Cristo" simplemente es "incomparable". Creo que en la medida en que empecemos a entender esto y actuar conforme a ello, empezaremos a abandonar nuestra confianza en la carne y en todas estas cosas. Las veremos por lo que verdaderamente son: "pérdida", no ganancia. Son "basura" (v. 8). Literalmente, en el lenguaje original, son estiércol. Son algo que nos debería causar repulsión o aversión, cuando las comparemos con Cristo.

Y entonces, no podremos ser saciados por nada ni nadie más. Solo Cristo, el Hijo de Dios. Y la búsqueda intensa, sin detenerse, comenzará.

Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Marcos 16:25, 26 (RV).

¡Dios, abre mis ojos y cambia la escala de valores de mi corazón! Ayúdame a ver el incomparable valor de conocer a Cristo. Amén.


Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7