viernes, 26 de marzo de 2010

¿Qué es la gracia?

¿En qué consiste, entonces, la gracia mediante la cual somos salvados y bajo la cual vivimos? La gracia es el favor gratuito e inmerecido de Dios otorgado a pecadores culpables que sólo merecen la condenación. Es el amor de Dios conferido a los indignos de ser amados. Es Dios descendiendo a la tierra para bendecir a quienes están en rebelión contra Él.


Jerry Cross. Tomado de Vivir en el poder del evangelio.

lunes, 22 de marzo de 2010

¿Noviazgo entre un creyente y un incrédulo?

Hace poco más de una semana, formé parte de una clase que discutió (a manera de ejemplo) el caso del noviazgo entre un creyente y un incrédulo. El punto que el pastor y maestro de la clase nos quería enseñar era cómo el pecado es tan engañoso, que buscamos justificar nuestros pecados, basándonos en nuestra experiencia para descartar lo que la Palabra de Dios nos enseña. La idea era más o menos clara: La Biblia evidentemente nos prohibe tener cualquier clase de relación (en este caso particular, un noviazgo) con incrédulos que influya sobre nosotros de manera tal que estemos comprometiendo nuestra fe y lealtad a Cristo.

Independientemente de lo que uno pueda pensar acerca del "noviazgo" (ya que esta entrada no trata acerca del asunto del noviazgo mundano versus el cortejo bíblico), creo que la enseñanza de la Biblia es clara: "no os unáis en yugo desigual con los incrédulos". (2 Corintios 6:14) Esto involucra tanto matrimonio como noviazgo. Punto. No deberíamos argumentar más. A la persona que está considerando tener un noviazgo o casarse con otra persona no creyente, se le debería exhortar, animar (y en determinadas circunstancias, disciplinar) a no hacerlo y orar por que ella pueda ver con claridad el asunto y seguir por fe a Dios.

Pero nuestro corazón es tan duro, que siempre buscamos justificar nuestras malas obras delante de Dios. Más de una persona hizo el comentario o pregunta: "Pero pastor, ¿no cree que es posible que esa persona se pueda llegar a convertir por la influencia de su pareja creyente? ¿Por qué limitar esa posibilidad? ¡Incluso, a veces resulta que aquel que no era creyente se convierte y vive en mayor piedad que su pareja!"

Yo me hago las siguiente preguntas: ¿Podemos argumentarle a Dios? ¿Será que Dios no pensó en ello? ¿Será que Dios no se ha dado cuenta que un alma se le podría escapar del cielo, sólo por ser tan exigente con sus estándares?

Es triste que siquiera podamos pensar que esas preguntas son válidas o legítimas ante un Dios que es perfecto en santidad y pureza. Dios no es como nosotros. Dios no tolera el pecado como nosotros, que toleramos cualquier mal mientras nos convenga.

¿Qué nos hace falta? Ver el grado de maldad, rebelión y ofensa que el pecado involucra. El pecado es infinitamente malo y perverso delante de Dios. No importa si al final trae algo "bueno".

Quisiera compartir las siguientes palabras del puritano Ralph Venning, tomadas del libro Lo pecaminoso del pecado (lo resaltado en negrita es mío):

(2) Dios no nos permitirá cometer maldad para que venga el bien

Sin importar que tan grata y buena sea una cosa para Dios, con todo, Él no nos permitirá cometer la mínima maldad por el más grande bien. Vemos con cuanto enojo y con cuanta indignación el apóstol habla en contra de aquellos que dicen lo contrario (Romanos 3:8). En verdad, es una doctrina detestable enseñar que podemos hacer lo malo por un buen fin, o para que de ello pueda venir algo bueno....

I. No debemos hacer lo malo para que venga un bien a nosotros mismo.... Dios no está en contra de que un hombre sea rico, solo que no permitirá que los hombres se enriquezcan por el pecado (Jeremías 17:11). Dios no está en contra del placer del hombre mientras que éste no se logre desagradándole o deshonrándole...

2. No debemos hacer lo malo para que venga el bien a otros.... Cuando alguien le preguntó a San Agustín si él sería capaz de decir una mentira por el bien de su vecino, él contestó: Oh, no, no debes mentir ni para salvar el mundo. Hay tal maldad en el pecado y es tan contrario a Dios, que no debe hacerse por ningún bien.

3. Dios no nos permite pecar ni siquiera si profesamos hacerlo para Su gloria. El pecado nunca puede glorificar directamente a Dios, y aunque Él sabe cómo sacar lo bueno de lo malo, con todo el no desea que pequemos por Él. Él no nos necesita, mucho menos nuestro pecado... Cuando Saúl excusó su pecado bajo la pretención de un sacrificio, fue llamado rebelión y equiparado con adivinación, una cosa de lo más abominable (1 Samuel 15).


Dios no necesita de un noviazgo ilícito para alcanzar y salvar personas. Dios no necesita que le ayudemos a traer personas a la iglesia. Mucho menos por medios ilícitos. El problema está en que no percibimos el serio problema y lo profundamente abominable que es el pecado para Dios. Si lo comprendiéramos, ni siquiera nos atreveríamos a sugerir que se cometa, ya que al final, puede resultar algo bueno.

Que Dios nos conceda los ojos para ver la profundidad de nuestra maldad, para que podamos alcanzar la profundidad de Su amor y de la redención.

viernes, 12 de marzo de 2010

¿Medios de gracia, o medios de obligación?

En una de mis últimas entradas hablé sobre "recuperar el enfoque correcto" a la hora de leer la Biblia. Comenté de nuestra tendencia de tener un pensamiento centrado en el hombre, más que en Dios. Teniendo este enfoque, leemos la Biblia y nos fijamos más en los personajes humanos del pasaje. Haciendo esas observaciones sacamos "enseñanzas" tales como: "debemos ser más como David, esforzado y fiel".

Si bien esta clase de enseñanza no es del todo incorrecta, está limitada. ¿por qué? Porque carece del evangelio. Una lectura centrada en Dios, nos llevará siempre a concluir de nuestra lectura, el carácter maravilloso de Dios y el pecado del hombre. Una lectura centrada en Dios nos llevará siempre a nuestra necesidad de un redentor. Una lectura centrada en Dios nos lleva al evangelio de la cruz de Cristo, donde sí hay poder para vivir en santidad.

En una siguiente entrada trasladé esta idea a la labor de enseñanza y predicación. Comenté que es tiempo de que también recuperemos una predicación bíblica centrada en Dios y en Su obra de redención a través de Jesucristo. Es decir, un enfoque de la predicación centrado en el evangelio.

Ahora, me gustaría comentar que este enfoque, centrado en Dios, en el evangelio, debe ser en verdad el enfoque de todo lo que hacemos en nuestra vida cristiana. Nada de lo que hagamos debe estar separado de la obra de Cristo en la cruz, y de nuestra necesidad de un salvador.

Esto nos lleva a la idea del título de la entrada. ¿Cómo vivo los medios de gracia? ¿Qué pienso de la lectura de la Biblia? ¿Qué siento acerca de la oración? ¿Con que pensamientos me acerco a tomar la Cena del Señor? Estoy seguro, que muchos cristianos, incluyéndome a mí, por supuesto, estamos acostumbrados a tomar estos medios de crecimiento en la vida cristiana, no como gracia, sino como obligación.

Creo que, si tenemos un enfoque centrado en el hombre, en lo que nosotros DEBEMOS hacer para agradar a Dios, será inevitable que veamos la lectura de la Biblia, la oración, congregarse con los hermanos como una obligación. Y pronto nos sentiremos cargados y pensaremos que Dios no se agrada de nosotros, hasta que hayamos leído nuestra Biblia en este día.

Pero no debe ser así. La vida cristiana también se debe vivir centrada en Dios y en el evangelio. Sobre esto, Jerry Cross comenta:

Nosotros creemos que los medios de gracia son la forma de crecer y eso es cierto. No crecemos aparte de la Palabra de Dios, no crecemos aparte de la oración. No crecemos aparte de la comunión con Dios. No crecemos aparte de la oración. Son los medios de gracia que Dios ocupa para nuestro crecimiento. Pero hay algo más básico que los medios de gracia, y eso es el evangelio. Debemos aplicar el evangelio a los medios de gracia.... Si nosotros leemos la Palabra de Dios, y lo divorciamos de Cristo, y lo que Él ha hecho, esa lectura no nos va a servir.... No se debe leer la Palabra de Dios sin ver a Cristo.

Jerry Cross. Tomado de Vivir en el poder del Evangelio (énfasis míos).


Yo le añadiría, no se debe orar a Dios sin ver a Cristo. No se debe alabar a Dios, sin ver a Cristo. ¿Y qué significa acercarnos a los medios de gracia viendo a Cristo? Pienso que significa que en todo ello, nuestro sentido delante de Dios es de necesidad, necesidad de Su gracia, necesidad del Salvador. Que sin Su obra de gracia, nada somos, ni nada lograríamos. Les comparto esta profunda cita del puritano John Owen que, a mi manera de pensar, puede revolucionar nuestra forma de vivir los medios de gracia:

Si usted fuera un mendigo y creyera que cierto hombre le pudiera ayudar, entonces usted haría todo lo posible para llamar la atención de este hombre hacia su necesidad. Si este hombre le promete ayuda y dice que le ayudará, entonces usted hará lo que le indique. En la misma manera, usted usará los medios que le darán ayuda: La oración, la meditación en la Palabra de Dios, el compañerismo con el pueblo de Dios, etc.

John Owen. Tomado de La mortificación del pecado.


Si no me veo como un mendigo espiritual, definitivamente que no me acercaré a orar o a leer la Biblia pensando en Cristo y en el evangelio. Más bien me acercaré a orar o a leer la Biblia creyendo que estoy cumpliendo (con mis propias fuerzas y bondad) una obligación que Dios me impone. Pero verme como un mendigo, como uno que no tiene nada más que necesidad, hará que yo corra a Dios, a Su Palabra y a la oración, esperando recibir de las riquezas de gracia que hay en Cristo, que por cierto Él ha prometido dar a todo el que le busca.

Toda la vida cristiana es una vida centrada en Dios y en el evangelio, en la que nosotros solo aportamos nuestra necesidad. Tal vez ésa sea la razón por la cual la primera bienaventuranza es:

"Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos" Mateo 5:3.
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7