lunes, 31 de octubre de 2011

Sola Scriptura: La Palabra de Dios es suficiente

El 31 de octubre de 1517 un monje católico del orden agustino llamado Martín Lutero clavó en las puertas de la iglesia del Palacio de Wittenberg un documento que contenía 95 tesis o declaraciones cuyo propósito era refutar la actual enseñanza de la iglesia. Ésta es la fecha que tradicionalmente se considera como el inicio de la Reforma Protestante. Eso significa que el día de hoy se cumple 494 años de aquel movimiento que Dios en Su providencia utilizó para que Su pueblo recobrara un entendimiento correcto de la verdad del evangelio. La salvación sólo por la fe en la sola obra de Cristo es la verdad del evangelio heredada a nosotros por cientos de hombres quienes dieron su vida, muchos de ellos literalmente, para defenderla y darla a conocer a todos los hombres. Sin lugar a dudas, la doctrina de la justificación por la fe solamente es una de las doctrinas más amadas y recordadas de la Reforma.

Otro importante frente de batalla durante la Reforma Protestante estuvo en el terreno de definir quién era la autoridad final para la iglesia. Esta lucha se libró principalmente en dos áreas: La suficiencia y la perspicuidad de la Escritura. En otras palabras, se trataba de responder a las preguntas: ¿Es la Biblia por sí sola la única y suficiente autoridad dada por Dios para dirigir la vida y doctrina de la iglesia? ¿Es la Biblia clara en sí misma o necesitamos a otros para que nos la interpreten y la hagan entendible? Los oponentes católico-romanos de la reforma creían que la Biblia era insuficiente para decidir en asuntos de doctrina y que no era un libro entendible para la persona común. Ellos argumentaban que era necesario que el clero interpretara las Escrituras por el pueblo, siendo entonces el clero, y más específicamente, el papa, la autoridad final en la iglesia.

Por el otro lado, los reformadores argumentaron que la Biblia y sólo la Biblia era el único fundamento de todo lo que creían como verdad. Ellos creyeron que cada cristiano debe buscar en la Biblia todo lo que necesita para la vida y la piedad. Que cada pensamiento de la mente y cada palabra de la boca debían conformarse a la Biblia. La idea de que sólo la Escritura es la única fuente de verdad fue el principal elemento de la reforma. Para los reformadores, nada era más importante que entender esto correctamente. Para ellos, la iglesia necesitaba un regreso a la fidelidad de las Escrituras. Su primer elemento en el programa de la reforma fue la suficiencia y claridad de las Escrituras para gobernar nuestras vidas.

Como herederos de la Reforma, ¿tienen las iglesias evangélicas del día de hoy la misma confianza en la veracidad y la autoridad de la Palabra de Dios? ¿Qué tan importante es la Palabra de Dios en nuestras vidas? En muchas iglesias la Biblia ha sido funcionalmente rechazada para dar cabida a lo que podríamos obtener de alguna clase de ejercicio racional o de alguna clase de experiencia emocional. Nuestras mentes y nuestra experiencia se ha vuelto el juez último de los que es verdad y correcto.

En las siguientes entradas meditaremos sobre la doctrina de la Escritura a través del Salmo 19:

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma (Salmo 19:7a).

El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo (Salmo 19:7b).


Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7