lunes, 5 de diciembre de 2011

Conclusión

La Escritura debe ser nuestra posesión más valiosa

David concluye que la Palabra de Dios es deseable “más que el oro, y más que mucho oro afinado”. La Escritura es infinitamente más preciosa que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecer y perfectamente suficiente para cada necesidad de la vida. La Biblia debe ser un tesoro en el corazón del cristiano.

¿Quieres saber si la Palabra es tu tesoro? Hay una prueba muy fácil. En Mateo 6:21 Jesús dijo que “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Responde entonces a la siguiente pregunta: ¿A qué le dedico mi mayor tiempo y esfuerzo? Quizás a trabajar para hacer dinero. Otros a las diversiones y el entretenimiento. Otros a los placeres de este mundo. Dios nos demanda a que nos olvidemos de todas estas cosas y deseemos sobre todas las cosas la Palabra de Dios: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2).

La Escritura debe ser nuestro mayor deleite

David escribe que la Palabra de Dios es más dulce que la “miel, y que la que destila del panal”. Esta es una metáfora acerca de recibir deleite y placer. Para David, meditar en la Palabra de Dios era una fuente de gran placer y enriquecimiento. Para él significaba más que las cosas más dulces de la vida. Cuántos de nosotros buscamos deleite en los placeres de este mundo y en el pecado, en las posesiones materiales y en la comodidad o en las diversiones de este mundo, sólo para terminar insatisfechos y en búsqueda de más. Pero la Biblia tiene el inmenso valor de satisfacer por completo nuestros apetitos espirituales. Nada de lo que este mundo tiene para ofrecer es más precioso que la Palabra de Dios.

Sin embargo, en triste contraste, los cristianos contemporáneos tienden a tomar sus Biblias como cualquier cosa. Han tratado a la Escritura de una manera superficial y la han abandonado por alternativas mundanas. Esta negligencia ha llevado el fruto de una confusión doctrinal e impotencia espiritual. 

Si la Biblia es nuestro tesoro y nuestro mayor deleite:

•    La leeremos constantemente y con gozo.
•    Escudriñaremos sus enseñanzas.
•    Meditaremos en ella.
•    La aplicaremos a nuestra vida.
•    La defenderemos.
•    La compartiremos.

¿Quieres transformar por completo tu vida? ¿Quieres ser un experto en todos los asuntos de la vida? ¿Te gustaría experimentar un profundo, duradero y satisfactorio gozo? ¡Todo viene de la Palabra de Dios! Es nuestro protector más grande. Hay gran recompensa. Literalmente un gran final. Es nuestro gran purificador. Nos libra de gran transgresión.
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7