sábado, 24 de agosto de 2013

Masculinidad Bíblica: Implicaciones Prácticas del Liderazgo (Parte 1)

1. Introducción: Los modelos equivocados de nuestra cultura


Todos los días nuestra cultura y sociedad nos confronta con modelos equivocados sobre el significado de la masculinidad.
 
Por ejemplo, Hollywood con sus películas de acción nos manda el mensaje de que la masculinidad u hombría está relacionada principalmente con la fortaleza física y el coraje. En este tipo de películas, el verdadero hombre es capaz de aniquilar un ejército con sus propias manos si fuera necesario, de correr de frente a las balas y explosiones y de realizar actos arriesgados de valor sin siquiera pensarlo. 


El modelo de masculinidad que se nos presenta en este caso es el de un carácter arrojado, rudo, arrogante pero a la vez incapaz de sostener una relación profunda y significativa con su esposa, de la que muchas veces se presenta distanciado o divorciado.

Por otro lado, Hollywood también nos manda el mensaje de que la verdadera masculinidad está ligada al atractivo físico y la capacidad de conquistar y tener relaciones sexuales con la mayor cantidad de mujeres posible. En las películas de romance, la masculinidad u hombría implica ser atractivo y elegante, tanto en personalidad como en físico. Muchos de los personajes de este tipo de películas saben “disfrutar en verdad de la vida”, por lo que aunque conquistan a muchas, no aman en verdad a ninguna, no buscan establecer una relación formal, mucho menos formar una familia



El modelo de masculinidad que se nos ofrece en este caso más bien está relacionado con un carácter irresponsable e indomable, que considera las responsabilidades del trabajo y la familia como una carga indeseable.

La televisión también nos ofrece diferentes modelos equivocados sobre la masculinidad. 

Por un lado, tenemos en nuestro país el típico galán de telenovela, una versión estereotipada muy semejante al de las películas románticas de Hollywood, solamente que con mayor musculatura. En este caso, las telenovelas nos presentan el prototipo de hombre “ideal”: gallardo, musculoso pero incapaz de decidir con quién quedarde de las dos mujeres a las que “ama”, supuestamente por igual.


Según este modelo, el amor de un varón es incontrolable, surge de repente, no se puede decidir a quién se ama o deja de amar, siendo capaz de “amar en verdad” a dos mujeres a la vez.

La televisión norteamericana nos presenta todavía un fenómeno más interesante y deficiente sobre la masculinidad. 

Para las series de televisión estadounidense, el hombre es típicamente un tipo frustrado, para la sociedad el típico “perdedor”, con un nivel de inteligencia que raya en la estupidez, una persona pusilánime e incapaz de hacer algo bien. Los hombres de las series de televisión no tienen ni merecen el respeto de su esposa y sus hijos, quienes más bien lo controlan, se burlan de él y siempre tienen que ayudarle a resolver todos los problemas en que se mete.





Finalmente, cada país tiene en su propia cultura un estereotipo (matizado regionalmente) sobre lo que significa o implica ser un hombre. En donde yo vivo, ser hombre significa (entre otras cosas, claro está) que a la hora de la cena te puedes sentar a la mesa y esperar que tu mujer cumpla su responsabilidad de servirte y que además al terminar, sea ella quien lave los platos. 

No importa cuál sea el concepto actual que tengamos sobre la masculinidad y cómo la definamos. De una u otra forma, cada uno de nosotros hemos sido influenciados por la cultura que nos rodea, la cual al parecer; no puede presentarnos un patrón único y definitivo sobre qué significa ser un hombre que glorifique a Dios. En las palabras del pastor John Piper:

En nuestros días, pocas cosas se han deteriorado más que la hombría y el liderazgo en relación a las mujeres y a las familias. 1

Es por ello que necesitamos acudir a la Biblia. La Palabra de Dios es la única fuente confiable y de relevancia práctica sobre todos los aspectos de la vida, incluyendo el significado de ser un hombre y las implicaciones de la masculinidad en la familia.

¿Cuáles son las características de la masculinidad bíblica? ¿Qué significa ser un hombre según las Escrituras? ¿Qué implicaciones prácticas tiene para la vida en el matrimonio y la familia? 

En las próximas entradas, se presentará a manera de resumen algunas ideas y conceptos que nos podrán ayudar a nosotros los varones a alinear nuestra vida con la verdad de las Escrituras, en la búsqueda diaria de vivir verdaderamente como un hombre, esposo y padre que glorifica a Dios. En el transcurso de este resumen, descubriremos que ser hombre no tiene que ver principalmente “con lo que se tiene y se hace”, sino más bien “con quién se es y cómo se sirve a los demás” 2.

1. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español), pg. 66

2. Mark Driscoll. Matrimonio Real. (Nashville, E.U.A: Grupo Nelson Inc.) página 46.


martes, 20 de agosto de 2013

Jesús nuestro sumo sacerdote

Entonces el Señor me dijo: Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, mi corazón no estaría con este pueblo; échalos de mi presencia, y que se vayan. (Jeremías 15:1) 

Sabemos que Moisés y Samuel fueron hombres de fe, pues de ellos la Escritura da el testimonio de que tuvieron una vida caracterizada por la obediencia y la fidelidad a la Palabra de Dios. Sin embargo, a causa de su pecado, ni siquiera ellos tienen lo que se necesita para intervenir a nuestro favor ante la presencia de Dios. Nuestro pecado hace también inefectivo cualquier intervención de su parte. Nuestra salvación requiere mucho más que el ruego solícito de cualquier hombre, por justo que éste haya sido. 

¿Qué esperanza nos queda si ni siquiera ellos pueden presentarse ante Dios a nuestro favor? ¡Gracias damos a Dios por Cristo, porque Él es nuestra esperanza verdadera! Él intercede por nosotros como nuestro gran Sumo Sacerdote: 

Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. (Hebreos 2:14-16) 

Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre] a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos. (Hebreos 7:15). 

Jesús es nuestro sumo sacerdote sin pecado. Acerquémonos a Dios por medio de Él. 


Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7