martes, 17 de septiembre de 2013

Masculinidad Bíblica: Implicaciones Prácticas del Liderazgo (Parte 4)

4. El verdadero significado del liderazgo


Jesús nos enseñó la verdadera esencia del liderazgo en Lucas 22:24-26, cuando sus discípulos discutían entre sí sobre quién de ellos sería el más importante en el futuro reino que ellos esperaban:

Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él  les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas [el significado incorrecto del liderazgo], y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve [el verdadero concepto de liderazgo masculino].

En la enseñanza de Cristo, ser un líder significa ser un siervo. El liderazgo implica la actitud de servir, no de mandar. Se trata de reflejar el carácter que Cristo mostró cuando lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:1-18). El verdadero significado del liderazgo masculino se detalla en Efesios 5:25-27 de la siguiente manera:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

En este contexto de la vida y obra de Jesucristo por la Iglesia, aprendemos que el liderazgo masculino en el hogar significa responsabilidad, iniciativa y el deber de amar como Cristo amó a la Iglesia.

Responsabilidad e iniciativa

Los varones debemos hacernos la idea de que el liderazgo y la autoridad en el hogar no es un privilegio que hemos recibido, sino más bien una responsabilidad de la que habremos de dar cuentas. Definido de manera simple, el liderazgo que se nos ha asignado por Dios:

Es la responsabilidad de amar como Cristo al liderar, proteger y sustentar a nuestras esposas y familias. 20

Cada varón, entonces; debe aprender continuamente que ser cabeza de su hogar significa asumir la responsabilidad por el bienestar de su esposa y sus hijos de igual modo que Jesucristo asumió la suya por él. Sin embargo, también se debe considerar que:

Ser cabeza responsable no significa que un hombre haga todo en la familia, sino más bien que todo se hace en ella. Esto incluye llevar amorosamente su carga por la familia, ayudar a su esposa a hacer lo mismo, y asegurarse que los hijos también hagan lo que les corresponde.21

En este sentido, el liderazgo del varón no significa que él debe hacerlo todo en cuanto al bienestar del hogar, sino que es él quien debe “tomar la iniciativa de asegurarse que la familia esté protegida y atendida”22 y no dejarle tal responsabilidad a nadie más. Tampoco debe esperar a que se le indique cuándo cumplir con su responsabilidad. Una vez más, el ejemplo perfecto de esto es Cristo, ya que fue Él quien tomó “la iniciativa de salvar a su novia” y lo hizo “sufriendo y muriendo por ella” 23. Cristo demostró iniciativa cuando Él decidió dejar Su gloria y entregó su vida por sí mismo.

Amar como Cristo amó a la Iglesia

Quizás el significado más importante del verdadero liderazgo es que la autoridad se ejerce a través de amar siguiendo el ejemplo de Cristo. El texto de Efesios 5:25 nos enseña:
 
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.

El liderazgo masculino significa cumplir con el deber de amar a nuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia:

Nuestro llamado, queridos hermanos, es dar el tono, establecer el ambiente. Nuestro llamado, queridos hermanos es a amar, es a emular a Jesús en Su obra. Y en correspondencia, el amor de la esposa, la respuesta de la esposa, la sumisión de la esposa, será atraído por tal amor. 24

Cuando el liderazgo se define en términos de servicio y amor, entonces la sumisión de la mujer no puede entenderse como algo servil y degradante, sino todo lo contrario. La mujer es honrada cuando se le compara con la Iglesia, quien es objeto del amor eterno y fiel de su salvador. El pastor Azurdia expone el significado de Efesios 5:2 de la siguiente manera:

Pablo desea que sepamos que ésta función de ser cabeza asignada al esposo, debe ser ejercida en el contexto de un amor sacrificial del tipo más poderoso. Ésa es la manera en que dicha autoridad se manifiesta a sí misma. Ése debe ser su sabor. Pienso que es fascinante, amados, cuando consideramos la imagen que aquí se nos muestra: otros amantes buscan y disfrutan la rendición de la novia. Éste amante, por Su novia, ¡se entrega a Sí mismo!
Al esposo cristiano se le ha dado la increíble responsabilidad de liderar y dirigir su hogar: él es la cabeza de su esposa. Seguro, no es el salvador de su esposa, pero él debe de emular la naturaleza del liderazgo de su salvador. Lo que significa que todo acerca de “ser cabeza” debe estar caracterizado por una presteza de vivir e incluso morir cuando es necesario, por el bienestar de ella. En otras palabras: todo acerca de su liderazgo está enlazado a ella, no a él mismo. Encuentro difícil que una mujer cristiana y de pensamiento claro protestaría en contra de tal cosa. Es en éste punto que a la esposa cristiana se le atribuye una dignidad increíble: ella es la imagen de la iglesia y debe ser receptora del mismo tipo de bendiciones.25

Considerando lo anterior, podemos definir o describir este amor del esposo creyente de la siguiente manera:

Amor de parte del esposo cristiano se define como su compromiso incesante de actuar por el mayor bien de su esposa. 26

Como ya se comentó, el amor del varón busca emular el amor de Cristo por la Iglesia. Al meditar en la vida y obra de Cristo por Su pueblo, como está descrito en Efesios 5:25-27; entendemos que el amor del esposo debe ser: 1) un amor sacrificial, 2) un amor exclusivo o particular, 3) un amor no merecido y 4) un amor embellecedor.

Amor sacrificial

En Efesios 5:25 leemos que el amor de Cristo es un amor sacrificial, es decir; un amor que llevó a Cristo a entregar su vida por la Iglesia:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.

El pastor John Piper nos señala (énfasis mío):

Vemos liderazgo en el sacrificio de Cristo no sólo por el hecho de que lo planeó y tomó la iniciativa, sino también porque murió para darnos el ejemplo.27

Entendemos entonces que el mensaje de Pablo a los esposos:
Constituye un llamado directo a amar con la disposición a sacrificarse, aún hasta la muerte… El amor conyugal es como la muerte: nos reclama en su totalidad.

Cristo sufre por su esposa, y los esposos deben también sufrir por su esposa.28

Como varones, no hay duda de que ésta verdad nos confronta a cada uno de nosotros. Me pregunto: ¿En verdad actúo siempre pensando en el mayor bien de mi esposa? ¿O casi siempre decido pensando en lo que me conviene más a mí? ¿Estoy siempre dispuesto a sacrificar cada uno de mis intereses, de mis preferencias, de mis deseos y mi comodidad por amor de mi esposa y su mayor bienestar?

¿Es así como aman a sus esposas, queridos esposos? ¿Es así como ama a su esposa? Podrías decir: “Pero Art, tu sabes; esto es un poco irreal, ¿no crees? Quiero decir, lo más probable es que nunca tenga que morir por mi esposa” ¡O, claro que sí! Cada vez que su bien más grande requiera de tu parte una expresión de auto-negación, tendrás que morir por tu esposa. Verás, el amor conyugal es como la muerte: pide todo de nosotros. Reclama todo lo que somos. ¿Qué fue lo que dijo C. S. Lewis? “Nunca pensé que el amor pudiera doler tanto”
Esto es de lo que consiste el verdadero matrimonio, hermanos. No en entregar tu vida por tu esposa en un destello de gloria romántica, sino en el hacer morir todos los días, quizás cada hora, tus propios deseos, tus preferencias, tus placeres, de manera que puedas asegurar su bienestar supremo.
Hermanos, quiero decirles a partir de las luchas de mi propia alma, la cual a veces parece completamente incorregible: ¡el amor a uno mismo es difícil de matar! Y aunque hemos clavado una estaca a través de nuestros corazones, y pensado que la pelea se ha acabado, ¡de alguna manera el cadáver vuelve a la vida!
Alguien alguna vez dijo, pienso que acertadamente, que el problema en la mayoría de los matrimonios, es que tanto marido y mujer están enamorados del mismo hombre. Pienso que eso es verdad. 29

Amor exclusivo

Nuevamente, en Efesios 5:25 leemos:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.

Cuando leemos las palabras de que Cristo amó “a la iglesia” y que dio su vida “por ella”, podemos notar que éste amor y sacrificio de Cristo es particular, limitado o exclusivo para la Iglesia solamente. El sacrificio expiatorio y eficaz de Cristo no fue en beneficio de todo el mundo, sino de aquellos a quienes Dios eligió amar de una manera particular desde la eternidad.

El amor particular y sacrificio exclusivo de Cristo por la Iglesia es el modelo para el amor particular y exclusivo de un hombre hacia una sola mujer: su esposa.

Si la responsabilidad del esposo cristiano es emular el amor sacrificial que Jesucristo tiene por Su Novia, y si éste amor sacrificial específico es exclusivo para ella solamente; esto significa que el esposo cristiano debe amar a su esposa de una manera en que él no ama a otra mujer. En otras palabras, el amor exclusivo de Jesucristo por la Iglesia es la base para un amor exclusivo del esposo dirigido hacia su mujer. Amigos míos, si pierden el enfoque particular del sacrificio de Jesucristo por la Iglesia entonces invalidad la base por la que un esposo amará a su esposo como a ningún otra mujer. Estas cosas van de la mano en este texto. 
¿Qué fue lo que dijimos sobre la sumisión? La Biblia no hace un llamado a todas las mujeres a someterse a todos los hombres cristianos, sino que llama a todas las mujeres cristianas a someterse a un solo hombre. Y el imperativo aquí no es el de que todos los hombres amen a todas las mujeres de ésta manera, sino el de que un hombre ame así a una mujer, y sólo a una mujer de ésta forma, y la base es el amor exclusivo que Jesús desplegó por Su Iglesia. Él la amó y se dio a Sí mismo por ella. 30

Amor inmerecido

La gloria del amor de Cristo por la Iglesia radica en que éste es un amor completa y totalmente inmerecido.

Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:6-8)
En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad. (Efesios 1:4b-5)
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:10)

En otras palabras, no hubo nada por parte de la Iglesia que moviera el corazón del Padre para amarla ni al Hijo a entregar Su vida por ella. Este amor es completamente incondicional originado por la libre voluntad del Dios soberano. Así es el amor que el varón es llamado a emular.

Estoy tan agradecido ésta mañana que Jesucristo no nos haya amado por nuestro valor, por nuestra justicia, por nuestra belleza, por nuestro intelecto, por nuestro poder, por nuestra personalidad. Es un amor no merecido. Y no sé ustedes, pero yo encuentro un gran consuelo de este hecho.
Ahora, ¿por qué recalcar esto de la manera en que lo he hecho? Porque la verdad del asunto es que muchas veces los esposos cristianos usarán las imperfecciones de sus esposas para justificar la pequeñez de su amor. Utilizarán las imperfecciones de sus esposas para legitimar y para excusar la pequeñez de su amor.
C. S. Lewis dice: “El esposo es la cabeza de la mujer en la misma medida en la que él es a ella lo que Cristo es a la Iglesia. Él debe amarla como Cristo a amado a la Iglesia. Este liderazgo entonces, es encarnado más plenamente, no en el esposo que todos debiéramos desear ser; sino en aquel cuyo matrimonio se parece más a una crucifixión. Cuya esposa recibe mucho y da nada, es completamente indigna de él, es en nuestra propia naturaleza menos digna de amor”. Lewis está diciendo: ¿Quieres hablas sobre amar a tu esposa como Cristo ha amado la Iglesia? ¡Encuentra al hombre que está casado con la mujer menos digna de amor! ¡Cuyo matrimonio es lo más cercano a una crucifixión! Y entonces puedes empezar a hablar sobre amar a tu esposa como Cristo amó la Iglesia.
“Pero, tu sabes, su figura no es lo que era hace cinco años”. 
“No es tan bonita como una vez lo fue”. 
“Yo no planeé una enfermedad crónica y todas las limitaciones que vendrían con ella”. 
“No me di cuenta lo difícil que sería vivir con ella”. 
“No es la mejor ama de casa”. 
“No es particularmente una buena cocinera”. 
“Ella no disfruta las cosas que yo disfruto, ni busca las cosas que yo busco. Puede llegar a ser tan absorta en sí misma”. 
¿Cuál es la implicación? Que hay una justificación para echarnos un poco hacia atrás. ¡Ella no se merece mi amor!
¿Saben un cosa, hermanos? Estoy seguro que no lo merece. Pero eso no es lo que está en discusión aquí. Esto no es lo que juramos en nuestros votos. Nosotros juramos amar como Cristo amó a la Iglesia, lo cual significa que amar a tu esposa no se trata de amarla como santa, sino de amarla como pecadora, como un ser humano caído.
Están casados a una mujer que está caída en Adán. Pero queridos hermanos, si seguimos esta analogía lo suficiente, ¿qué descubrimos? ¡Que su pecado es exactamente la oportunidad de ministrarle gracia y perdón! Sus imperfecciones son precisamente las cosas que deben disparar tu amor, al igual que lo hizo de parte de Jesús hacia la Iglesia. ¡Fue el reconocimiento de su necesidad, su estado caído que hizo emanar la demostración de Su amor!
Más que excusar la pequeñez de tu amor, las imperfecciones de tu esposa deben dispararlo. Ése es el momento de amar, hermanos. Incluso los paganos aman en el contexto de la perfección. Es en el contexto de la caída y del pecado que el amor cristiano se ve como algo que es de otro mundo. 31

Amor embellecedor

Finalmente, el texto de Efesios señala que:

Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

Esto significa que el amor por nuestra esposa debe estar dirigido a hacer de ella una mujer más santa y piadosa que cuando la recibimos en el altar. Si bien ella es un ser humano responsable delante de Dios por su fe, nuestro liderazgo implica la responsabilidad de amar y sacrificarse pensando siempre en el mayor bien de ella, que por supuesto es crecer y madurar en la fe.

¿Has sido un instrumento en la mano de Dios para embellecer a tu esposa? ¿Es tu esposa más semejante a Jesucristo el día de hoy debido a ti o a pesar de ti? ¿Ha contribuido tu piedad personal a la de ella? ¿Has asumido tu responsabilidad de hacerla más bella espiritualmente? Tus elecciones, decisiones y dirección, ¿han fomentado su creciente belleza espiritual o la han comprometido? ¿Está el aroma del Evangelio permeando tu hogar junto con todos sus efectos purificadores debido a tu influencia directa? Tú querido hermano, eres el pastor de tu hogar y tu esposa es el primer miembro de tu congregación. 32

En conclusión

Estoy seguro que muchos de nosotros en alguna ocasión hemos bromeado diciendo que nuestra esposa es “la cruz que Dios nos ha dado a cargar”. A la vista de todo lo que hemos meditado, quizás ahora estas palabras puedan para nosotros encerrar un significado mucho más profundo, que honre y dignifique a nuestras esposas y le dé la gloria a Dios. En cierto sentido, estas palabras son verdad pues hemos sido llamados a tener un profundo y único amor hacia ella, a sacrificarnos y a morir por nuestras esposas, para poder hacer de ellas espiritualmente más hermosas que antes. 

Para meditar: Cuando piensas en el liderazgo que se te ha conferido, ¿te sientes con el derecho a mandar, o te ves cómo alguien responsable delante de Dios, a quien has de rendir cuentas por la autoridad que Él ha depositado en ti?

¿Demuestras iniciativa en tu hogar y con tu familia, o continuamente tu esposa te tiene que estar recordando que tú eres el líder en tu matrimonio?

¿Has permitido que tu esposa vaya delante de ti en tu matrimonio, delegándole la autoridad y responsabilidad que te corresponde en el orden establecido por Dios? ¿En qué áreas de tu vida (financiera, crianza y disciplina de los hijos, conocimiento bíblico, devocional familiar, etc.) es así?

¿Sacrificas continuamente tu comodidad e intereses personales (deportes, amistades, aficiones, gustos y preferencias personales) por el bienestar de tu esposa?

¿Amas a tu esposa con un amor exclusivo, o tus hijos, padres o hermanos compiten en tus afectos con el amor hacia ella? ¿Eres fiel a tu esposa en la forma en que te relacionas con otras mujeres y en las cosas que miras?

¿Permites que las imperfecciones y pecados de tu mujer disminuyan el amor que sientes por tu esposa? Cuando tu esposa es culpable de una ofensa contra ti, ¿le haces la ley del hielo y esperas a que ella te pida perdón, o acudes a ella en busca de la reconciliación?

¿Es tu esposa más madura en la fe y piadosa gracias a ti o a pesar de ti?

Recuerda, ser un verdadero hombre significa ser responsable de todas estas cosas.

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20. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español), pg. 70.

21. Mark Driscoll. Matrimonio Real. (Nashville, E.U.A: Grupo Nelson Inc.), pg. 57.

22. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español), pg. 75.

23. Ibíd., pg. 76.

24. Arturo Azurdia. “Husbands: The Romance Of Jesus Christ – Part 1”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility of the Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

25. Arturo Azurdia. Sermón “Wives: The Response of the Church – Part 3” de la serie The Holy Responsibility Of The Christian Family. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

26. Arturo Azurdia. “Husbands: The Romance Of Jesus Christ – Part 1”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

27. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español), pg. 76.

28. Kent Hughes. Las Disciplinas de un Hombre Piadoso, págs. 38 y 39.

29. Arturo Azurdia. “Husbands: The Romance Of Jesus Christ – Part 2”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

30. Ibíd.

31. Arturo Azurdia. “Husbands: The Romance Of Jesus Christ – Part 3”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com


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