miércoles, 10 de noviembre de 2010

¡El orgullo no puede vivir a los pies de la cruz!

Jesús es el gran maestro de la "humildad de corazón". Diariamente necesitamos aprender de Él. Observa al Maestro tomando una toalla y lavando los pies de Sus discípulos. Seguidor de Cristo - ¿no te humillarás? Míralo como el Siervo de siervos - ¡y de seguro no podrás se orgulloso! ¿No es acaso esta frase el compendio de Su biografía: "Se humilló a sí mismo"? ¿No estuvo Él en la tierra, siempre despojándose de un manto de honor tras otro - hasta que, desnudo, fue sujetado a la cruz; y ahí no se vació a Sí mismo, derramando Su sangre,entregándose por todos nosotros, hasta que lo tendieron en un tumba prestada?

¡Qué bajo fue llevado nuestro querido Redentor! ¿Cómo podemos nosotros ser orgullosos?

Permanece al pie de la cruz, y cuenta las gotas púrpuras con las que has sido limpiado. Mira Su corona de espinas; nota Sus hombros azotados, aun chorreando un río carmesí; mira Sus manos y pies entregados a los áspero clavos de hierro, y todo Su ser a la burla y el escarnio; mira la amargura, y las punzadas, mostrándose en Su marco exterior; escucha el horroroso alarido: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"

¡Si no caes postrado en tierra delante de esa cruz, nunca la has visto! Si no eres humillado en la presencia de Jesús - no lo conoces. Estabas tan perdido que nada podía salvarte - sólo el sacrificio del único Hijo engendrado de Dios. Piensa en ello, y así como Jesús se inclinó por tí - póstrate en humildad a Sus pies.

¡El orgullo no puede vivir a los pies de la cruz!

C. H. Spurgeon. Tomado del sitio Grace Gems.

Dios nos conceda entender que el evangelio necesariamente debe producir un decaimiento de nuestro orgullo y un crecer en humildad. Dios nos conceda este fruto por Su Espíritu Santo.

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7