Por la fe, el hombre cubre su flaqueza con la fuerza de Cristo, su pecado con la expiación, sus defectos con la perfección, su locura con la sabiduría, su muerte con la vida de Cristo, sus fluctuaciones con la constancia de Cristo. Por la fe se puede decir que el hombre desaparece en Cristo Jesús, de suerte que no se le ve más, sino en Cristo. La justicia de Dios en Cristo no solamente nos es imputada, sino que nos pertenece, porque Cristo es nuestro.
C. H. Spurgeon. Tomado del sermón Revestirse de Cristo.
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