viernes, 28 de diciembre de 2012

Nuestro Llamado y la Gloria de Dios (Parte 1)

Traducción de un artículo de Gene Edward Veith

Según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande” (1 Corintios 7:17).

Con toda seguridad, la “justificación por fe solamente” es la contribución más importante de la Reforma. Se podría decir que la segunda más importante es la “doctrina de la vocación”.


Mientras que la doctrina de la justificación se conoce ampliamente, la doctrina de la vocación ha sido olvidada. En algunas ocasiones todavía se escucha la palabra vocación, pero el concepto es generalmente malentendido o entendido de manera incompleta. La doctrina de la vocación no es “ocupasionalismo”, un enfoque particular sobre el trabajo de uno. El término significa “llamado”, pero no tiene nada que ver con la voz de Dios llamándote a hacer una gran obra por Él. No significa servir a Dios evangelizando en el trabajo. La doctrina de la vocación tampoco significa que cada uno es un ministro, aunque sí se trata del sacerdocio de todos los creyentes. Ni siquiera significa hacerlo todo para la gloria de Dios, o hacer nuestro mejor esfuerzo como una manera de glorificar a Dios; aunque sí se trata de la gloria de Dios a costa de la nuestra.


La doctrina de la vocación es la teología de la vida Cristiana. Resuelve los demasiado controvertidos problemas de la relación entre la fe y las obras, Cristo y la cultura y cómo los cristianos deben de vivir en el mundo. Menos teórico, la vocación es la clave para matrimonios sólidos y una paternidad exitosa. Contiene la perspectiva Cristiana sobre la política y el gobierno. Muestra el valor, así como los límites, del mundo secular. Y les muestra a los cristianos el significado de sus vidas.


El teólogo sueco Einar Billing, en su libro Nuestro Llamado, observó cómo nuestra tendencia es mirar nuestra religión en el reino de lo extraordinario, más que en el ordinario (1). En la vocación, sin embargo; Dios está oculto incluso en las actividades mundanas de nuestras vidas diarias. Y ésta es Su gloria.

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7