martes, 6 de julio de 2010

La Danza de la Redención

Mi pecado
Tu constante amor.
Mi transgresión
Tu gran compasión.
Mi iniquidad
Tu limpieza.
Mi maldad
Tu misericordia.
Mi pecado
Tu sabiduría.
Mi transgresión
Tu restauración.
Mi pecado
Tu salvación.
Mi canto
Tu justicia.
Mi corazón quebrantado
Tu deleite.
Mi prosperidad
Tu buen placer.
Tu altar
mi deleite.
Oculta Tu rostro
de mis pecados.
Crea en mí
un corazón puro.
No me heches
de Tu presencia.
No quites
Tu Espíritu de mí.
Restaúrame
al gozo de tu salvación.
Concédeme
un espíritu dispuesto.
Sálvame
de mi culpa.
Sosténme.
Por que conozco
mis transgresiones.
Y mi pecado
está siempre delante de mí.

Tomado de Whiter than Snow, por Paul D. Tripp.


Es bueno que siempre estemos recordando la maravillosa relación que tenemos con Dios, a la cual lo único que aportamos es nuestra necesidad. Gloria y gracias sean al Padre, que el quiso proveer el amor, la misericordia y la paciencia a esa relación. Todo proviene de Él. Nada hay en nosotros que podamos traerle, salvo un pobre y quebrantado corazón necesitado de Su gracia.


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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7