lunes, 7 de noviembre de 2011

El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo


David expande el alcance de la suficiencia de la Escritura: “el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (v. 7b). La palabra hebrea `eduwth que se traduce como testimonio o testigo (cf. Ex. 25:16) nos describe a la Escritura como un testigo divino. La Biblia es la auto-revelación de Dios. Es el testimonio que tenemos de Dios acerca de sí mismo. Cuando leemos la Escritura estamos escuchando el testimonio de Dios acerca de sí mismo. La Biblia nos dice de parte de Dios: “este es quién soy, esto es lo que pienso, esto es lo que hago, esto es lo que deseo, esto es lo que me agrada, estas son mis promesas, esta es mi naturaleza”. La Biblia es el testimonio fiel de Dios de quien es Él y lo que requiere de nosotros.

Además, se nos afirma que este testimonio es “fiel”. Esta palabra viene del hebrero 'aman que significa sostener, confirmar o ser fiel. Es utilizada en Gen. 42:20 para la acción de verificar una afirmación. En Ex. 28:59 y 1 Sam. 2:35 se utiliza para referirse a algo que es “permanente”, “duradero” y “firme”. En 2 Reyes 18:16 esta misma palabra es utilizada para referirse a los “quiciales” (al sostén) de una puerta. El autor inspirado por Dios nos está diciendo que la Palabra de Dios es un testimonio firme, inquebrantable e inamovible. Es un testimonio “seguro” (LBLA). La Escritura es segura en un mundo inseguro en su opinión. Es una verdadera y segura revelación de Dios acerca de sí mismo y de la realidad.

Al afirmar que la Palabra es un testimonio fiel, David también nos está diciendo que es un testimonio “digno de confianza” (NVI). Es algo a lo que le podemos dar crédito, en el que nos podemos apoyar y descansar, en el que podemos confiar que no nos va a engañar. Es una revelación segura de la verdad divina, una dirección segura en la vida cristiana. Es un fundamento seguro para recibir consuelo y un fundamento seguro para una esperanza eterna. Podemos estar seguros que la Palabra de Dios no nos va a fallar. La Biblia nos provee de un fundamento seguro en el cual podemos construir nuestras vidas con toda confianza.

Notemos que se nos hace la promesa de que cuando ponemos nuestra confianza y vivimos por el testimonio de la Escritura, ésta nos hace sabios. La palabra de Dios “hace sabio al sencillo”. La palabra traducida “sencillo” viene de una expresión que significa “una puerta abierta” en la que todo entra y todo sale. ¿Para qué sirven las puertas? Es un símbolo de discriminación. El simple no tiene criterio, no sabe qué dejar fuera y qué mantener dentro. Evoca la imagen de una persona ingenua que no sabe cuando cerrar su mente a enseñanzas falsas. No discierne, es ignorante y crédula. Pero la palabra de Dios lo hace “sabio” – uno que es hábil en el arte de la vida piadosa. Alguien sabio en los asuntos de la vida diaria es aquel que se somete a las Escrituras y sabe cuando aplicarlas a sus circunstancias.

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7