jueves, 22 de octubre de 2009

El liderazgo es más que tener ciertas cualidades

En su libro Liderazgo Espiritual, J. Oswald Sanders explica que para ser líder, se necesita más que simples cualidades naturales. A continuación unos extractos de su libro:

"Liderazgo es influencia, es la capacidad de una persona de influir a otras para que sigan su guía"

"El liderazgo espiritual combina las cualidades naturales y espirituales... trasciende el poder de la personalidad y todos los otros dones naturales. La personalidad del líder espiritual influye a otros porque es irradiada, penetrada y facultada por el Espíritu Santo."

Sin duda, estas palabras son resultado de reflexionar en los ejemplos de líderes que nos proporciona las Escrituras. Tomemos a personas como Moisés, o como el apóstol Pedro. Sin lugar a dudas, ambos tenían ciertas cualidades que los hacían potenciales líderes. Sin embargo, sus debilidades de carácter eran muchas. Moisés incluso se rehusó al principio a ser enviado por Dios para liberar a Israel de Egipto. ¿Cómo nos podemos explicar entonces que tales hombres llegaron a ser grandes líderes? Pues, ¡por el poder del Espíritu! Oswald Sanders comenta aún más:

"Un verdadero líder influye a otros espiritualmente sólo porque el Espíritu obra dentro y a través de él en mayor grado que en aquellos a quienes guía. Podemos guiar a otros sólo hasta el punto del camino que nosotros mismos hayamos llegado. Sólo señalar el camino no es suficiente. Si no estamos caminando, entonces nadie puede seguirnos, y no guiamos a nadie"

"La espiritualidad no es fácil de definir, pero se puede saber cuando está presente. Es la fragancia del jardín del Señor, el poder para cambiar la atmósfera a su alrededor, la influencia que hace que Cristo sea real a otros"


Estas son palabras dignas de meditar. Hermano, esto significa que si queremos llegar a ser líderes, nuestra prioridad no está en aprender las técnicas y tácticas para relacionarse, o de cómo motivar a otras personas, o cómo manejar grupos. Nuestra prioridad deberá estar en pasar tiempo con el Señor en Su Palabra y de rodillas en oración.

Por cierto, que ejemplo de esto tenemos a muchos creyentes en la historia, conocidos como grandes hombres de la Palabra y de la oración. Pero ningún ejemplo tenemos más grande que el de nuestro Señor Jesucristo, quien tuvo al Espíritu Santo sin medida. ¡Ahora entendemos porqué es Él el líder por excelencia!

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7