jueves, 5 de septiembre de 2013

Masculinidad Bíblica: Implicaciones Prácticas del Liderazgo (Parte 2)

2. El fundamento bíblico: La gloria de Dios y la distinción de roles en el matrimonio


Para hablar apropiadamente del verdadero significado de la masculinidad y de sus implicaciones prácticas en el matrimonio y la familia, es necesario asentar primero los fundamentos bíblicos que dan sustento a esta enseñanza. Tenemos que iniciar acudiendo al centro y razón de todo lo que existe. 

El propósito final de la creación: La gloria de Dios

Es por ello que tenemos que iniciar primero con Dios. Podría parecer extraño que en un estudio acerca del hombre y la masculinidad, se pretenda iniciar hablando de Dios. Sin embargo, no debemos olvidar que la razón de todo lo que existe es la voluntad de Dios y todo adquiere su verdadero significado desde la perspectiva del Creador. En otras palabras:

Cuando Dios es el sol refulgente en el centro de su sistema solar, todos los planetas de su vida toman su órbita adecuada. 3

El primer aspecto que se debe considerar es el hecho de que Dios creó todo lo que existe para ser una manifestación de Su propia gloria y excelencia. La Biblia dice:
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1)
Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. (Romanos 1:20)

El apóstol Pablo señala el propósito de la creación de todo el universo de la siguiente manera:

Porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén (Romanos 11:36)

Todas las cosas son de Él y existen por Él y para Él. A éste respecto, El Dr. Wayne Grudem explica:

La creación entera tiene el propósito de mostrar la gloria de Dios. Incluso la creación inanimada –las estrellas, el sol, la luna en el firmamento- testifica la grandeza de Dios. 4

Todo lo que existe, en el propósito original de Dios; es para glorificarle y hacer conocer la grandeza de Su nombre. Tanto los grandes astros en el firmamento como las más pequeñas partículas subatómicas, los ángeles y los demonios, el cielo y el infierno, todo fue creado para manifestar la gloria de Dios, de un modo u otro.

La existencia del ser humano en este mundo no escapa a este sublime propósito de Dios. El Catecismo Menor de Westminster declara que “El fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre”. Cuando el Catecismo habla de que “el fin principal” del ser humano es “glorificar a Dios”, también encierra la idea de que el propósito último para el cual el hombre fue creado es para ser una expresión de la gloria de su Creador. Cada aspecto de lo que significa ser humano sirve para manifestar la gloria de Dios. Incluyendo, como veremos en un momento; la realidad del matrimonio y la distinción de entre hombre y mujer.

Ya que el matrimonio es la creación de Dios, comparte algo de gran importancia con cada otra cosa creada, lo cual es: éste básicamente existe para Dios y Su gloria. Y mientras no seamos sacudidos por esta verdad, seremos idólatras en nuestras actitudes hacia la familia. 5

El hombre como portador de la imagen de Dios 

Según la Biblia, es la raza humana la que fue creada por Dios para manifestar Su gloria de una forma especial, de manera en que ninguna otra cosa hecha lo puede hacer. De entre todo lo creado en el universo, Dios quiso que el ser humano recibiera la dignidad especial de ser portador de Su imagen (Génesis 1:26). Según la Biblia, es la raza humana que de una forma especial fue formada por Dios para manifestar Su gloria, de maneras en que ninguna otra cosa creada puede hacer. De ninguna otra creatura o ser viviente se dice en la Biblia que fue creado a imagen de Dios.

De nuevo, el Dr. Grudem nos ayuda a entender de manera sencilla lo que significa la imagen de Dios en el hombre (énfasis mío):

El hecho de que el hombre es imagen de Dios quiere decir que el hombre se parece a Dios y representa a Dios. 5 

En otras palabras, el hombre fue creado a imagen de Dios para darle gloria al representarle a través de diferentes aspectos de su existencia.

Si profundizamos un poco más, nos daremos cuenta que la Biblia enseña que la manifestación de la imagen de Dios en el ser humano está relacionada con el haber sido creado como varón y mujer. La distinción entre varón y hembra en la creación del hombre es parte importante de lo que significa que el ser humano fue hecho a imagen de Dios:

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó (Génesis 1:27; cf. Génesis 5:1, 2).

Este versículo implica que el que seamos hombre y mujer no es meramente el producto de un proceso evolutivo al azar, en el que el ser sexuado permitió la reproducción y subsistencia de nuestra especie. El texto bíblico señala expresamente que a la condición humana le pertenece, por voluntad de Dios, el ser sexuado (cf. Mateo 19:4). El ser varón y mujer es el orden establecido por Dios en la creación, por lo cual tiene un propósito y una razón de ser.

Dios concibió la diferencia de sexo entre el varón y la mujer no sólo con el objeto de proveer un medio de reproducción para la raza humana, sino con un propósito mucho más elevado y sublime. Él estableció la distinción entre hombre y mujer como una forma especial de manifestar Su gloria en la creación.


Comprender esto es de lo más importante para un entendimiento verdaderamente bíblico de la masculinidad (y por supuesto, de la femineidad). La distinción entre varón y mujer en nuestra especie es una forma en que el ser humano manifiesta la imagen de Dios y una manera de desplegar Su gloria. 




Primera implicación: la igualdad entre hombre y mujer

El hecho de que tanto el hombre como la mujer hayan sido hechos a imagen de Dios, implica que ambos son iguales en dignidad delante de Su creador.

Dios creó a los hombres y a las mujeres para que fueran iguales en importancia y personalidad… Los hombres y las mujeres están hechos por igual a imagen de Dios, y ambos reflejan en su vida el carácter de Dios. 6

Aquí tenemos la primera implicación práctica sobre la masculinidad. Desde la perspectiva bíblica, ser varón no implica ninguna superioridad en capacidades intelectuales o morales respecto a la mujer. Ambos son portadores de la imagen de Dios e igualmente valiosos para Él.

Pero si fuimos hechos por igual a imagen de Dios, podemos decir con certeza que los hombres y las mujeres son igualmente importantes para Dios e igualmente valiosos para él. Tenemos igual valía ante él por toda la eternidad. [Este] hecho… debería excluir todo sentimiento de orgullo e inferioridad, así como cualquier idea de que un sexo es “mejor” o “peor” que el otro. 7

Aunque parece obvio, es algo que se debe resaltar. Las mentiras del machismo y la superioridad del hombre están demasiado arraigadas en nuestra cultura. Como varón, ¿te sientes más capaz que tu mujer? ¿Alguna vez has hecho alguna broma que degrade a la mujer como un ser inferior? A la luz de la Palabra, debemos renovar nuestro pensamiento como el Dr. Grudem señala:

Ningún hombre debería sentirse ni orgulloso ni superior por ser hombre, y ninguna mujer debería sentirse desilusionada ni inferior porque sea mujer. Si Dios piensa que los hombres y las mujeres somos de igual valor, eso resuelve la cuestión, porque la evaluación de Dios es la norma verdadera de valor personal por toda la eternidad. 8

Si es necesario, pídale perdón a Dios por su equivocada manera de pensar. Pida también perdón a su esposa por alguna vez hablar o actuar de alguna manera que implique la menor valía de ella.

Segunda implicación: Diferencias en funciones

Si bien el hombre y la mujer son iguales en dignidad y valor delante de Dios, la Biblia también señala que existe una diferencia de funciones entre hombre y mujer. En el relato de la creación, leemos las siguientes palabras que provienen de Dios:

Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. (Génesis 2:18).

La realidad es que en nuestra cultura evangélica hemos devaluado el significado de estas palabras de “ayuda idónea” (literalmente, que le corresponda), atribuyéndole el significado romántico y casi cursi de que la mujer es nuestra “media naranja” o que “era la mujer ideal que Dios tenía preparada para mí”. Pero lo cierto es que esta frase contiene un significado teológico y práctico mucho más profundo que eso. La siguiente explicación del pastor Arturo Azurdia es más que ilustradora:

Note que la poesía de Adán captura tanto la igualdad como lo distintivo de Eva. Dos cosas que hacen del matrimonio una cosa maravillosa: su igualdad y su diferencia. Él le da la bienvenida como “hueso de mis huesos y carne de mi carne”. En otras palabras: “ella es mi igual, mi equivalente, mi compañera, ella es mi propia carne, Dios la creó de mi costilla, lo que significa: ¡vamos de la mano!” Con todo, además de reconocer su igualdad, Adán también ejerció su prerrogativa dada por Dios de nombrarla: “será llamada mujer”. Dios no le dijo a Eva quién era ella en relación con Adán. Él permitió a Adán definir a Eva manteniendo la intención de Dios de que Adán ejerciera una autoridad funcional sobre ella. Así que pueden ver, está esta igualdad de valor pero distinción en función.
Amados, esto no es sólo la imaginación poética de Adán. Estas mismas ideas están inherentes en las palabras que Dios mismo habló anteriormente: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él”. La palabra idónea aquí significa: corresponderse, estar cara a cara con, por lo que resalta la igualdad. Adán y Eva son espiritualmente iguales delante del Dios vivo, Eva es una portadora de la imagen del Dios vivo tanto como lo es Adán. Ella está “cara a cara” con Adán. Aun así su distinción en función se hace evidente por el hecho de que ella es creada para ser la ayuda de Adán.
Pueden ver, amados, que la igualdad de valor no es sinónimo de igualdad de función. Eva fue creada de Adán (resaltando su igualdad con él), con todo se nos dice que ella fue creada para Adán (resaltando su función definida en relación a él). Amados, Dios no hace las cosas sin razón alguna. Dios no hizo tanto a Adán como a Eva del polvo de la tierra al mismo tiempo sin distinción. Tampoco Dios hizo a la mujer primero y luego al hombre de la mujer, para la mujer. El hombre no fue creado para ayudar al hombre, sino lo contrario. 10

Dios creó al hombre y a la mujer iguales, pero con una distinción de roles, particularmente en el matrimonio. Esta distinción entre ambos es un reflejo de la persona de Dios y por lo tanto le glorifica. Como ya se mencionó, el propósito por el que Dios estableció el matrimonio como la unión exclusiva entre un hombre y una mujer va más allá del hecho de asegurar la reproducción y subsistencia de la especie. Más bien, Dios decidió establecer en el orden perfecto de la creación la unión entre un hombre y una mujer (Génesis 2:24), para que el matrimonio fuera una manifestación especial de Su propia gloria.

La Escritura es clara y específica al enseñar que el matrimonio es una representación del amor del pacto establecido entre Dios y Su pueblo (en el Antiguo Testamento) y de manera más específica entre Cristo y la Iglesia (en el Nuevo Testamento). La base bíblica para afirmar esto se encuentra en Efesios 5:31-32:

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero yo me refiero a Cristo y a la iglesia.

 Al respecto de este texto bíblico, el pastor John Piper comenta (énfasis del autor):

De modo que el matrimonio es como una metáfora, una imagen, un retrato, una parábola o un modelo que representa algo más que un hombre y una mujer llegando a ser una sola carne. Representa la relación entre Cristo y la Iglesia. Ese es el significado más profundo del matrimonio. Está destinado a ser un drama viviente del amor fiel al pacto entre Cristo y la Iglesia.
El matrimonio es, en su significado más profundo, una copia de Cristo y la Iglesia. Si quiere entender el significado de Dios para el matrimonio, tiene que comprender que estamos tratando con una copia del original, una metáfora de una realidad mayor, una parábola de una verdad más profunda. El original, la realidad y la verdad se refieren al matrimonio de Dios con su pueblo, o ahora, en el Nuevo Testamento, lo vemos como el matrimonio de Cristo con la Iglesia. La copia, la metáfora y la parábola se refieren al matrimonio humano entre el esposo y la esposa. 10

La enseñanza de la Escritura es que en el matrimonio, los roles que el varón y la mujer llevan a cabo son distintos y complementarios. ¿Cuáles son esos roles complementarios que se le han dado al varón y a la mujer en el matrimonio? El texto bíblico de Efesios nos lo enseña:

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:22-25).

El apóstol Pablo claramente nos presenta una comparación entre la relación del varón con la mujer y la relación de Cristo con la Iglesia. En otras palabras:

A los esposos se les compara con Cristo y a las esposas con la Iglesia. A los esposos se los compara con la cabeza y a las esposas con el cuerpo. A los esposos se les ordena amar como Cristo amó; a las esposas se les ordena someterse como la Iglesia debe someterse a Cristo. 4

Lo que esto significa es que las funciones del esposo y la esposa en el matrimonio están arraigados en los roles característicos de Cristo y su Iglesia, ya que Dios eligió que el matrimonio fuera una representación terrenal de la gloria de la relación entre Cristo y Su Iglesia.

La función asignada al varón

En resumen, la enseñanza bíblica que hemos analizado tiene al menos dos implicaciones. La primera es que, al ser ambos portadores de la imagen de Dios, tanto el hombre y la mujer son iguales ante Su creador en dignidad y honra.

La segunda implicación es que, con respecto al orden establecido por Dios mismo en la creación, el hombre y la mujer (especialmente en el matrimonio) fueron creados para representar de manera diferente la relación entre Cristo y la Iglesia. En pocas palabras, el esposo y la esposa son iguales pero tienen papeles complementarios

El texto de Efesios que estamos analizando nos enseña que en particular; a los varones se les ha asignado un rol y un deber: el hombre en el matrimonio tiene el rol de “cabeza de la mujer” y el deber de amar a su mujer “como Cristo amó a la iglesia”. Pero, ¿qué significa que el hombre sea “cabeza de la mujer”?

Con respecto al papel del varón, entendemos que ser cabeza en el versículo de Efesios  implica una responsabilidad única de liderazgo y autoridad. A continuación consideramos algunos argumentos del contexto bíblico amplio e inmediato.*

Primero, en un contexto amplio, el término cabeza es utilizado en el Antiguo Testamento para referirse a quienes eran identificado como líderes, como por ejemplo en Jueces 11:11, 2 Samuel 22:44 e Isaías 7:8.

Segundo, en el contexto inmediato de Efesios, leemos:

El cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero. Y todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo. (Efesios 1:21-23).

El enfoque de esta porción de la Escritura está puesto en el dominio y la autoridad de Cristo cuando a Él se lo llama cabeza de la Iglesia. De aquí que podamos tomar la siguiente definición

Ser cabeza es el llamado divino del esposo para asumir la responsabilidad principal del liderazgo de servicio, protección y provisión en el hogar, a semejanza de Cristo. 13

La definición anterior, como explica Piper; apunta a la idea de que la masculinidad bíblica implica (entre otras cosas) asumir el liderazgo del hogar. Liderazgo que se expresa principalmente en las facetas de protección y provisión de la esposa y los hijos. El pastor Arturo Azurdia lo explica de la siguiente manera:

Pablo le asigna al hombre en esta relación de pacto el rol de cabeza. No lo desarrolla. No lo elabora. Lo presupone sobre la base de lo que la Biblia dice en otras partes –notablemente Génesis 2-: Está enraizado en el diseño creado por Dios. Y lo que Pablo quiere que entendamos es que bajo el Evangelio, el diseño original creado por Dios no se invalida, no se re-define, más bien se re-establece. Un esposo cristiano ha sido investido con una autoridad ordenada por Dios. Él debe liderar. Él debe proveer dirección. El peso de la responsabilidad de la familia es suyo de una manera que es único para él como cabeza. 14

La definición de Piper señala también que la verdadera masculinidad sigue el modelo perfecto establecido por Cristo: 

De modo que en el matrimonio el esposo debe tomar el ejemplo único de Jesús en su relación con la Iglesia. Entiendo que esto significa que el esposo lleva a cuestas una responsabilidad única del liderazgo en el matrimonio. 15

En otras palabras, el hombre “está llamado a liderar como Jesús” 16.

¿Cuáles son las implicaciones positivas y prácticas de ser llamado cabeza –de ser el líder en la protección y provisión del hogar- que le dan al hombre su rol singular en el matrimonio? ¿Qué significa cumplir con el deber que se nos ha asignado de amar a nuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia?

Para dar respuesta a estas preguntas, necesitamos analizar con más detalle la naturaleza y significado de este liderazgo

En las siguientes entradas discutiremos acerca de ello.

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* Un análisis completo del significado de cabeza como liderazgo y autoridad está más allá del objetivo y alcance de este breve estudio. Para un análisis y defensa bíblico detallado se recomienda consultar el libro del Dr. Wayne Grudem Doctrina Bíblica, en las páginas 202 a 207.

3. John Piper. Seeing and Savoring Jesus Christ, p.21.

4. Wayne Grudem. Doctrina Bíblica: Enseñanzas Esenciales de la Fe Cristiana (Miami, Florida: Zondervan Corp.), pg. 130.

5. Arturo Azurdia. “The Holy Dignity Of The Christian Family”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

6. Wayne Grudem. Doctrina Bíblica: Enseñanzas Esenciales de la Fe Cristiana (Miami, Florida: Zondervan Corp.), pg. 189.

7. Ibíd., pg. 200.

8. Ibíd., pg. 200.

9. Ibíd., pg. 200.

10. Arturo Azurdia. “The Holy Dignity Of The Christian Family”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

11. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español) págs. 65 y 66.

12. Ibíd., pg. 67.

13. Ibíd., pg. 75.

12. Arturo Azurdia. “Wives: The Response Of The Church – Part 3”. Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com

13. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español), pg. 75.

14. Ibíd., pg. 62

15. Mark Driscoll. Matrimonio Real. (Nashville, E.U.A: Grupo Nelson Inc.), pg. 56.

16. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español) pg. 70.


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