lunes, 16 de septiembre de 2013

Masculinidad Bíblica: Implicaciones Prácticas del Liderazgo (Parte 3)

3. Lo que "liderazgo" y "autoridad" no significa


Como analizamos en la entrada anterior, el texto bíblico de Efesios 5:23 enseña que el varón es “cabeza” de su mujer:

Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.

Esto es así porque el matrimonio fue creado por Dios con un propósito principal en mente: manifestar la gloria y belleza de la relación de Cristo con Su pueblo que es la Iglesia. Por ello, tanto al hombre como a la mujer se les han asignado roles complementarios dentro del matrimonio. En el caso del varón, el orden creado por Dios es el de ser cabeza de su esposa, lo que involucra principalmente el liderazgo y autoridad del hogar.

Antes de proceder a analizar el significado y naturaleza de este liderazgo, considero que es necesario discutir primero, aunque sea de manera breve; lo que la Biblia NO quiere dar a entender con liderazgo y autoridad. 

Debido a todos los conceptos erróneos de nuestra cultura sobre la masculinidad, es de vital importancia entender que el concepto bíblico de ser cabeza de la mujer no significa que el hombre es superior a la mujer, o que la opinión del varón es más valiosa que la opinión de la mujer, ni que su punto de vista es el único que se debe tomar en cuenta al momento de tomar decisiones. Es decir, la autoridad que Dios le ha dado al varón en su rol de cabeza no le da derecho de reprimir la voz de su mujer. En palabras del pastor Mark Driscoll, el liderazgo del varón:

No significa que el esposo sea la autoridad definitiva… Tampoco significa que una esposa no puede tener pensamientos independientes ni pueda tratar de influir en su esposo, que deba obedecer una orden de él para pecar, o que ella sea menos inteligente o competente que su marido.17

Es decir:

El liderazgo no da derecho a controlar, a abusar o a descuidar. 18 

El pastor Azurdia lo expone con todavía mayor claridad:

Al esposo nunca se le ha dado el derecho de asaltar a su esposa con el garrote de Efesios 5:22. Este versículo dice: “esposas, sométanse a sus esposos”, no “esposas, sean sometidas por sus esposos”. Ésta no es una licencia dada al esposo para quebrantar la voluntad de su esposa o reducirla a una subordinación servil.
Nunca se debe pensar que la sumisión de la esposa cristiana incluye la represión de su opinión, de su perspectiva o una negación de sus sentimientos. Ella al igual que su esposo es una portadora de la imagen del Dios vivo. Ella junto a su esposo es una coheredera del don de gracia de la vida eterna. Ella es una creyente plena del nuevo pacto habitada por el Espíritu de Dios… Si el marido entonces, tiene cierta medida de inteligencia… buscará tener cerca de él a su esposa y hacerla su consejera más confiada. Él no debe ser un autócrata que en la apariencia de masculinidad busca mantener a su esposa a la distancia. 
La verdad del asunto es que muchas veces, debido a que los maridos inseguros se ven intimidados por la esposa más competente, son rápidos en desenfundar la daga de Efesios 5:22 para silenciar a sus esposas. Pero Efesios no permite nada de eso. Un esposo prudente buscará la sabiduría de su esposa, su perspectiva, su experiencia, sus sentimientos, porque después de todo, como veremos; todo sobre su liderazgo está enlazado con asegurar el bien más grande de ella. 19

Al escuchar estas palabras del pastor Azurdia, he podido recordar algo que más de una vez he escuchado decir a un varón: que nuestras esposas no deben enterarse nunca de lo que acontece o se dice en las reuniones de liderazgo donde participan los varones (llámese junta de ancianos, reuniones de negocios, junta consistorial o junta directiva). Al reflexionar sobre tal afirmación, no puedo evitar preguntarme que piensan o creen esos hermanos de sus esposas. 

Por supuesto, no estoy insinuando que las esposas se deben enterar completamente de todo lo que se dijo y aconteció en dicha clase de reuniones. Es posible compartir sabiamente algo sin la necesidad de revelar cada detalle o de perder la confidencialidad de ciertos asuntos. Incluso puedo afirmar que hay cosas de las que nuestras esposas no necesitan enterarse. Lo que más bien estoy señalando como equivocado es el espíritu de tal afirmación. A menos que estemos dispuestos a afirmar que siempre somos completamente imparciales y objetivos en todas nuestras decisiones (lo que la doctrina de la depravación humana y del pecado remanente no nos permite creer), no podemos negar que siempre necesitaremos valorar la opinión de la persona que mejor nos conoce, que es nuestra esposa; claro está, al menos que para nosotros ella no sea alguien en la que podamos confiar.

En resumen, el liderazgo y la autoridad del varón no implican una superioridad inherente por parte del hombre sobre la mujer. Tampoco significa que la opinión de la esposa pueda ser ignorada en las decisiones que conciernen al hogar y a la educación de los hijos. A continuación se discutirá lo que éste liderazgo significa.


17. Mark Driscoll. Matrimonio Real. (Nashville, E.U.A: Grupo Nelson Inc.), pg. 56.

18. John Piper. Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna (Wheaton, E.U.A: Tyndale Español) pg. 70.

19. Arturo Azurdia. “Wives: The Response Of The Church – Part 1” Sermón de la serie “The Holy Responsibility Of The Christian Family”. Descargable en spiritempoweredpreaching.com


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