jueves, 24 de octubre de 2013

Algunas primeras y vagas impresiones de la conferencia Strange Fire

En días recientes, la iglesia evangélica --particularmente en los E.U.A.-- ha puesto mucha atención al "debate" continuacionismo versus cesacionismo, principalmente debido a la conferencia titulada Fuego Extraño (Strange Fire), organizada por John MacArthur, pastor principal de la congregación Grace Community Church y líder de la organización Gracia a Vosotros (Grace to You).

En esta conferencia, MacArthur, junto con otros pastores y teólogos (como R. C. Sproul y Steven Lawson) expusieron bíblicamente y señalaron los errores, excesos y aberraciones que tristemente han plagado al sector de la iglesia evangélica conocida como "carismática". 

A continuación comparto algunas reflexiones personales acerca de lo que he observado de todo este asunto.

Personalmente, considero que ya era tiempo que alguien se pusiera de pie y dijera públicamente, con la Escritura en la mano: "Eso está mal". Pienso que la presente situación lo amerita. Es triste, pero los carismáticos han dejado de ser una minoría entre los evangélicos para quizás ser, en muchas regiones del mundo --como Latinoamérica-- sino una mayoría dominante un sector muy amplio de entre los llamados cristianos "protestantes". El fenómeno carismático y sus excesos ha contaminado incluso congregaciones evangélicas consideradas "tradicionales", como bautistas, presbiterianos y metodistas; encontrándose también entre católicos y sectas como los mormones.

Lo importante es que al hacer esta denuncia, MacArthur y compañía han puesto el dedo en una "herida" que muchos no habían querido atender. Dicho de otra manera, MacArthur se ha atrevido a hablar del tema que por mucho tiempo ha sido el "elefante en la sala" del que nadie había querido discutir, además de trazar claramente la línea: o crees que los dones y manifestaciones del Espíritu Santo que Dios concedió a la iglesia apostólica (como las lenguas, la profecía y los milagros) todavía están presentes y activos el día de hoy (es decir, tienes la postura continuacionista) o crees que estos dones tuvieron, en la voluntad de Dios, un propósito especial en esos tiempo por lo que ahora no están presentes (en otras palabras, eres un cesacionista).

En días anteriores al evento, así como durante la conferencia y posterior a ella, la reacción de los evangélicos ha sido diversa: varias personas no han parado de hablar del tema de la conferencia y de si esta era necesaria o no. Hay quienes se han manifestado a favor, otros en contra, algunos incluso de manera bastante animada. Otros, se han referido al asunto --a mi parecer-- de manera bastante tímida y vaga --quizás tratando de ser prudentes--, sin siquiera manifestar una postura propia definida. 

La gran mayoría --también a mi parecer-- ha guardado silencio. Me parece increible que, en el sitio de  una organización como La Coalición por el Evangelio, que tiene como asociados a muchos de los "carismáticos reformados" más reconocidos (como D. A. Carson, C. J. Mahaney, John Piper, entre otros), y que incluso en otras ocasiones han compartido púlpito y han predicado hombro a hombro con MacArthur, no se haya presentado nada sobre el asunto, a no ser por un par de breves entradas de blog.

Por otro lado, aunque muchos están dispuestos ha "catalogar" este asunto como uno secundario en importancia (i.e. que no compromete el Evangelio), al parecer es uno que no se puede tocar --al menos de la forma en que MacArthur lo hizo-- sin levantar tanto el ánimo. Ni siquiera diferencias como el modo de la aplicación del bautismo y a quienes se debe aplicar --al parecer-- genera tanta polaridad. Hermanos de ambas posturas han estado dispuestos ha debatir de manera fraternal y discutir abiertamente sobre el asunto.

Por último, me gustaría comentar que creo que, si hay algo que debemos admirar en MacArthur es su dispocisión a obedecer a Dios y defender la verdad de la Escritura, incluso si esa obediencia involucra levantarse en contra de la corriente o de la mayoría. Sin embargo, creo que el pastor John debe aprender ha definir claramente la diferencia entre error y herejía y tratar a sus hermanos en Cristo de esa manera. Me refiero a que, después de todo, un verdadero creyente puede serlo a pesar de tener errores en su entendimiendo de la enseñanza de la Escritura. Después de todo, como él mismo admitió en la mencionada conferencia, nadie es perfecto en su teología y él mismo tiene errores propios --como por ejemplo, ejem, ejem, en su dispensacionalismo--. Los demás que no están de acuerdo con él, tienen que aprender a tomar las cosas según de quien viene. Después de todo, el buen pastor John MacArthur nos tiene acostumbrados a las declaraciones que casi rayan en "fundamentalistas" en torno a otros temas en el que los creyentes tienen diferencias, como la duración de los días en el relato bíblico de la creación y la escatología. Así que no, por favor, nadie se alarme si en esta ocasión MacArthur vuelve a trazar en el suelo una línea y dice algo como "los que están de este lado están bien y los del otro no". Finalmente, si hay alguien que podemos respetar y que vale la pena prestar atención --aún si al inicio no estás de acuerdo-- es MacArthur, más aún considerando que en esta ocasión el hermano tiene de su lado a otros hermanos de la talla de Sproul y Joni Eareckson Tada.


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