jueves, 6 de mayo de 2010

Jesús es el hombre que venció toda tentación (Parte - 2)

La primera tentación - desconfiar de la Palabra de Dios

"Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: "NO SOLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS." Mateo 4:2-4

Para entender el significado de estos versículos, es necesario que nos hagamos la pregunta: ¿en qué consistía exactamente la tentación? ¿Cuál es el pecado al que Satanás quería hacer caer a Jesús?
La Palabra de Dios nos enseña que no hay ningún pecado inherente al hecho de comer: Jesús enseñó que no lo que entra por la boca es lo que contamina al hombre. El apóstol Pablo nos dejó la instrucción que “la vianda no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos” (1 Co. 8:8)

Tampoco le era algo ilícito al Señor el hecho en sí de convertir las piedras en pan. Muchas veces Jesús demostró su soberanía sobre las cosas creadas: transformando el agua en vino, multiplicando los panes y los peces, sin desagradar al Padre. Jesús tenía todo el derecho y el poder para convertir la roca en alimento.

La tentación, a pesar de estar fundada en una necesidad física, como el tener hambre, no residía tanto en un asunto material como en uno del corazón: ¿confiaba Jesús de manera perfecta en la Palabra de Dios? ¿Era más importante para Él la obediencia a Su Padre celestial que mitigar el hambre?

Analicemos el contexto de nuestro pasaje: Jesús se dirige al desierto inmediatamente después de ser bautizado por Juan. Y es en ese lugar, en el momento de su bautismo, que se da un hecho muy importante: “los cielos le fueron abiertos… y hubo una voz de los cielos que decía: Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:16, 17).

Jesús había recibido la aprobación del Padre. Dios se había agradado en manifestar en ese instante, delante de todos los presentes, que Jesucristo era su “Hijo amado”, aquel que le agradaba en todo. Y ahora, vemos a Satanás, acercarse a Jesús, pasando un momento de tribulación , en un momento de hambre, de necesidad, y ¿qué le dice?: “Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.

Así ha sido siempre el modo de actuar de Satanás, desde el principio, ha sido mentiroso,y padre de mentira. De la misma manera tentó la serpiente a Adán y Eva: causando desconfianza en la Palabra y Fidelidad de Dios: “la serpiente dijo a la mujer: No moriréis” (Gn. 3:4). Dios ya les había declarado: “el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:17). Pero Satanás los tentó a desconfiar de la Palabra de Jehová diciendo: “no es cierto, no morirán. Dios les está mintiendo”.
Lo mismo intentó hacer el diablo con Jesús: “Si eres hijo de Dios”. En otras palabras, como diciendo: “razones tienes ahora para dudar de ser el hijo de Dios, pues, ¿cómo será posible que el hijo de Dios, heredero de todo, sea reducido a semejante condición? Si Dios fuera tu Padre, no te dejaría pasar por todas estas pruebas. No veo la fidelidad de Dios en tu presente condición. Si le complacieras en todo, seguramente no te dejaría pasar tanta hambre”

La clave para poder entender que esto es así es el pasaje que Jesús utiliza para responder al diablo y vencerlo: “No sólo de pan vivirá el hombre”. Jesús está citando Deuteronomio 8:3, cuyo contexto enseña claramente esto:

"1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. 2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre."

"11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza."

Satanás le estaba diciendo: “Olvídate de Dios, pues El se ha olvidado de ti. Te ha dejado pasar hambre y sed, y no veo que se vaya acordar de ti. Olvídate de Dios, y utiliza tu poder, provéete a ti mismo de alimento, y sacia tu necesidad” Pero Jesús, de manera gloriosa le responde a Satanás: “la Palabra de Dios es mi alimento”. Como en otra ocasión le dijo a sus discípulos: “mi comida es hacer la voluntad de mi Padre”. “Mi Padre es fiel, y sé que el proveerá en Su momento el alimento, mientras tanto, Dios es mi sustento, y mi vida”.



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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7