martes, 4 de mayo de 2010

Las tentaciones cooperan para bien

"Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito" Romanos 8:28

Incluso las tentaciones son gobernadas para el bien de los hijos de Dios. El árbol que es sacudido por el viento está más asentado y enraizado. De la misma forma, el soplar de una tentación no hace más que asentar al Cristiano más en la gracia.

Las tentaciones son gobernadas para bien en ocho formas:

(1.) La tentación lleva el alma a la oración. Mientras más furioso tienta Satanás, más ferviente ora el santo. El ciervo siendo herido con el dardo corre más rápido hacia el agua. Cuando Satanás dispara sus fieros dardos hacia el alma - ésta corre más rápido al trono de gracia. Cuando Pablo tuvo al mensajero de Satanás para abofetearlo, él dice: "tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí" (2 Cor. 12:8). Aquello que nos hace orar más, coopera para bien.

(2.) La tentación a pecar es un medio para mantenernos lejos de la perpretación del pecado. Mientras más sea tentado un hijo de Dios - más él pelea contra la tentación. Mientras más tiene Sataná a blasfemar, más tiembla el santo ante tales pensamientos, y dice, "¡Apártate de mí, Satanás!". Cuando la ama de José le tentó a la lujuria - mientras más fuerte era su tentación, más fuerte era su opocisión. ¡La tentación que el diablo usa como una espuela para pecar - Dios la hace un freno para mantener a un Cristiano lejos del pecado!

(3.) La tentación obra para bien al abatir la hinchazón del orgullo. "para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca" (2 Cor. 12:7). ¡El aguijón en la carne era para desinflar el orgullo! ¡Mejor es aquella tentación que me humilla, que aquel deber que me enorgullece! Antes de que un Cristiano sea de pensamientos altivos - Dios le permitirá caer en las manos del diablo por un tiempo, para ser curado de su orgullo hinchado.

(4.) Las tentaciones cooperan para bien, al ser un examen para probar lo que está en el corazón. El diablo tienta para poder engañarnos; pero Dios permite que seamos tentados para que pueda probarnos. La tentación es una prueba de nuestra sinceridad. Expone si nuestro corazón es casto y leal a Cristo - cuando podemos ver una tentación a la cara, y le damos nuestra espalda. Muchos no tienen el corazón para resistir la tentación. Tan pronto como Satanás viene con su señuelo, ellos ceden, como un cobarde quien, tan pronto como el ladrón se aproxima, le da su bolso. Pero es el valiente Cristiano, aquel que blande la espada del Espíritu contra Satanás, y prefiere morir a ceder. El valor y coraje de un santo no es mejor visto que en el campo de batalla, cuando está peleando contra el dragón rojo, y por el poder de la fe pone al diablo a huir. ¡Es como oro aquella gracia probada, la que puede permanecer en la fiera prueba, y soportar los fieros dardos de Satanás!

(5.) Las tentaciones cooperan para bien ya que Dios hace de aquellos que son tentados, aptos para consolar a otros en la misma aflicción. Un cristiano debe estar bajo los abofeteos de Satanás, antes de que pueda hablar una palabra a su debido tiempo a aquel que está cargado. Pablo estaba bien versado en tentaciones. "pues no ignoramos sus ardides "(2 Cor. 2:11). De esa manera era capaz de dar a conocer las artimañas malditas de Satanás (1 Cor. 10:13). Un hombre que ha cabalgado sobre un lugar en el que hay ciénegas y arenas movedizas, es más apto para guiar a otros a través de aquel peligroso camino. Aquel que ha sentido las garras de Satanás, el león rugiente, y ha sangrado bajo aquellas heridas es el hombre más apto para tratar con aquel que es tentado. Nadie más puede descubrir mejor los sutiles engaños de Satanás que aquellos que han estado mucho tiempo escuela de la tentación.

(6.)Las tentaciones cooperan para bien al despertar la compasión de un padre en Dios sobre aquellos que son tentados. El hijo que está enfermo y herido es el más cuidado. Cuando un santo yace bajo el herir de las tentaciones, Cristo ora, y Dios el Padre se compadece. Cuando Satanás pone al alma en fiebre, Dios viene con un cordial; que hizo decir a Lutero que "las tentaciones son los abrazos de Cristo", porque es entonces cuando se manifiesta más dulcemente a Sí mismo al alma.

(7.) Las tentaciones cooperan a bien al hacer que los santos anhelen más el cielo. Allí estarán lejos de los disparos; el cielo es un lugar de descanso, no vuelan allí las balas de la tentación. El águila que surca en el aire, y se posa sobre altos árboles - no está preocupada con el morder de la serpiente. De la misma forma, cuando los creyentes son ascendidos al cielo, ya no serán molestados por la serpiente antigua, el diablo. En esta vida, cuando una tentación se acaba, viene otra. Esto hace que el pueblo de Dios anhele la muerte - para que los llame fuera del campo de batalla donde las balas vuelan tan rápido - y para recibir una corona victoriosa, donde ni el tambor ni el cañón, sino el arpa y el violín, sonarán eternamente.

(8.) Las tentaciones cooperan para bien al traer la fortaleza de Cristo. Cristo es nuestro amigo, y cuando somos tentados, El pone todo Su poder a obrar en nosotros. "Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2:18). ¡Si una pobre alma tuviera que pelear sola con el Goliat del infierno, seguramente sería acabado! Pero Jesucristo trae sus fuerzas auxiliares - el probee frescar reservas de gracia. "Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 7:37). De esa forma el mal de la tentación es gobernado para nuestro bien.

Del puritano Thomas Watson. Tomado y traducido del sitio Grace Gems.

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7