domingo, 4 de abril de 2010

La resurrección, un hecho histórico

En una ocasión, el predicador Carlos Spurgeon dijo: "La resurrección de nuestro divino Señor es la piedra angular de la doctrina cristiana". Luego agregó: "si este hecho se pudiera desmentir, toda la estructura del Evangelio se vendría abajo".

Cuando vamos a la Escritura, vemos que ésta nos enseña que si Jesucristo no se hubiera levantado de entre los muertos, el cristianismo no tendría sentido ni razón de ser. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 15:14 de la manera más enfática: "si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también es nuestra fe". Si Cristo no resucitó, nuestra fe sería producto del engaño más grande de la historia, con el cual millones de personas en el mundo estarían siendo defraudadas, depositando su confianza en una esperanza falsa.

Pero damos gracias a Dios, porque sabemos que la resurrección de Jesucristo es, me arriesgaría a decir, el hecho más verídico de toda la historia registrada de la humanidad. Respecto a esto, Spurgeon comenta: "No es posible que un hecho histórico pueda ser colocado en una base de credibilidad superior a la resurrección de Jesús de los muertos". Los argumentos históricos a favor de la resurrección de Cristo son sustanciales, contundentes e innegables.

Pero sobre todo ello, tenemos el testimonio de la Palabra de Dios, que es todavía más importante que los argumentos históricos. Todo el Nuevo Testamento da testimonio de la realidad de la resurrección de Cristo, y que Él se apareció vivo a muchísimas personas después de haber resucitado.

Sin importar lo que cualquier escéptico pudiera decir, todos sabemos que es imposible que 500 personas se pudieran poner de acuerdo para contar una mentira, de la cual no obtendrían ningún beneficio o ganancia. Es imposible que una persona, mucho menos cientos, estuvieran dispuestas a perderlo todo: familia, hogar, posesiones, y la vida misma, por testificar algo que sabían que no era verdad, es decir, por testificar que ellos habían visto a Jesús vivo de entre los muertos, y que sólo en Él hay salvación.

No hay mayor testimonio que la multitud de vidas cambiadas por una sola verdad: Cristo ha resucitado.

La resurrección de Jesús es entonces un hecho real, fundamental en nuestra fe, que nosotros, como pueblo de Dios, celebramos y recordamos continuamente.

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Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7