martes, 13 de abril de 2010

Los peligros de la prosperidad

Les comparto la siguiente cita:

¡Cuántos han sido destruidos por la prosperidad!

Los humos de la popularidad han arruinado la inteligencia de muchos hombres . La adulación de las multitudes ha hecho caer a miles.

He conocido a muchos que en una casita parecían temer a Dios, pero en una mansión se han olvidado de Él. Cuando el pan diario era ganado con el sudor de su frente, era cuando servían al Señor, y subían a Su casa con alegría. Pero su 'religión aparente' desapareció cuando sus rebaños y manadas aumentaron, y su oro y plata fue multiplicado.

No es cosa fácil resistir la prueba de la prosperidad.

Cuando los vientos de la aflicción soplan sobre la cabeza de un cristiano, él se cubre con el manto del consuelo celestial, y ciñe su religión sobre él aun más ajustada debido a la furia de la tormenta. Pero cuando el sol de la prosperidad brilla sobre él, el viajero se calienta, y lleno de deleite y placer, se despoja de su manto, y lo pone a un lado; de manera que lo que las tormentas de aflicción nunca pudieron lograr, la suave mano y el embrujo de la prosperidad fueron capaces de hacer.

La prosperidad ha sido la Dalila que ha trasquilado y quitado la fuerza de muchos Sansones. Esta roca ha sido testigo de los naufragios más fatales.

C. H. Spurgeon

Palabras sobrias del príncipe de los predicadores, tan contrarias al mensaje de muchas personas en la actualidad. Sin duda, una meditación seria de estas palabras transformará el contenido de nuestras oraciones. Dejaremos de pedir tantas cosas, para rogar solamente:

Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios. Proverbios 30:8-9

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. Hebreos 6:7